sábado, 13 de marzo de 2021

Narrillos del álamo (Avila)

Escudo cuadrilongo de base redondeada. En campo de Plata, tronco de álamo con tres hojas de sinople y colgante del mismo mediante tiracol de gules escudo apuntado de gules con bloca de oro (de Navarra), todo ello terrazado sobre monte de tres alturas de oro puesto en la punta. Bordura de Gules cargada de ocho torres de oro, almenadas y abiertas, puestas tres en el timbre, cuatro en los flancos y una en la punta. Al timbre, corona Real de España

Narrillos del Álamo es un municipio de España perteneciente a la provincia de Ávila, en la comunidad autónoma de Castilla y León. Se sitúa al oeste de la provincia, en la comarca de la Serrezuela, a 24 kilómetros de Piedrahíta, cabeza de su partido judicial, y a 85 de la capital de la provincia. Su término municipal comprende la localidad del mismo nombre, el barrio de El Álamo, y los anejos de Ventosa de la Cuesta y de Mercadillo, con el poblado de la Dehesa de Codes. La localidad se encuentra enclavada en las tierras de El Barco de Ávila-Piedrahíta y el Valle del Corneja. Sus habitantes se conocen por el gentilicio de narrillenses. En 2017 el municipio contaba con una población de 78 habitantes.
 

Iglesia de la Asunción





Como la gran mayoría de las poblaciones vecinas, sus orígenes se remontan a la repoblación llevada a cabo tras la conquista de la tierra de Ávila. El topónimo de su nombre nos da cuenta de sus primitivos pobladores vasco navarros. Quedó incluido, junto a su anejo de Mercadillo, en el Común de Villa y y Tierra de Ávila, a la que perteneció hasta el siglo XIX, en que pasó a depender del partido judicial de Piedrahíta, entonces de la Sierra. No obstante, con anterioridad a la llegada de estos pobladores ya fue lugar habitado por tribus vetonas, de las que nos han llegado, entre otros, el castro del Alto del Quemado, uno de los más peculiares encontrados por su doble recinto amurallado. Su historia en lo civil corre pareja en el tiempo con la de la ciudad de Ávila, hasta la abolición de los señoríos; y de Bonilla de la Sierra en lo eclesiástico, de la cual dependía arciprestalmente, y de donde llegaban, tanto a predicar como a recibir, los franciscanos de la villa episcopal, alguno de los cuales, tras la exclaustración, pasó a vivir a Narrillos, en donde quedó como cura de misa y olla. De su pasado agrícola y ganadero quedan los rastros documentales en los largos pleitos mantenidos por los titulares de los mayorazgos de los Moreta, Maldonado, Vargas de Figueroa o Dávila con los pueblos vecinos por el uso o abuso de pastos, o por el paso de los ganados de los unos o los otros en tiempos de trashumancia. Apellidos representativos de los Vizcondes de Huerta; marqueses de la Coquilla, de Astorga o Velada. De aquellos tiempos, y tras reducirse su pasado señorial, representado por un “palacio” o casa fuerte levantada al pie de la sierra y desde donde comenzó a crecer el pueblo a nuestros días, la agricultura ha quedado reducida a un mero testimonio para ser, por encima de todo, ganadero; más desde que la totalidad de la sierra, en su día perteneciente a la Corona Real, fue cedida para su explotación por el Concejo de Narrillos, por Real decreto de Isabel II en 1862.

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