La historia de la ciudad se remonta, en teoría, a la época prerromana, pues ya el geógrafo greco-egipcio Ptolomeo se refirió a Asturica como ciudad astur y capital de los amacos. Esto ha dado pie a que distintos investigadores como Manuel Gómez-Moreno o José María Luengo le otorgaran un origen indígena.545556 Sin embargo, las excavaciones arqueológicas que se han realizado en el recinto urbano no han aportado ningún material que pueda corroborar tales orígenes. Por ello no se puede afirmar, de manera científica, que hubiera un poblamiento prerromano, a pesar de existir varios castros de la Edad del Hierro en los alrededores de Astorga como el de La Mesa en Castrillo de los Polvazares.
Su fundación, a partir de los datos obtenidos gracias a la arqueología, está relacionada con la presencia de un destacamento de la Legio X Gemina a raíz de las guerras cántabras. Dicha presencia está atestiguada por el hallazgo de dos trincheras o fosos a modo de sistema defensivo, así como por la existencia de varias zanjas de cimentación para posibles estructuras de madera.9 Una vez finalizadas las campañas militares de Augusto contra los astures y cántabros, entre 29 a. C. y 19 a. C., se levantó el campamento, que tras la pacificación del territorio se convirtió en un asentamiento de carácter civil dentro de la provincia Tarraconense. Esa conversión debió de ocurrir a principios del siglo i, pues en 27 el pacto de hospitalidad con los zoelas demuestra que las relaciones de Roma con los indígenas estaban ya estabilizadas.
Aproximadamente en la transición entre los gobiernos de Claudio y Vespasiano, la ciudad asumió la capitalidad del Conventus Iuridicus Asturum y era el principal núcleo receptor del oro extraído de minas como Las Médulas. Este auge hizo que Plinio el Viejo, por aquel entonces procurador de la Hispania Citerior, definiera a la ciudad, en su obra Naturalis Historia, como vrbs magnifica. Con la reorganización territorial acaecida en el siglo iii, la ciudad pasó a formar parte de la provincia Gallaecia, con capital en Bracara Augusta (Braga). Cuando terminaron las explotaciones mineras en época de Diocleciano, comenzó la decadencia de la ciudad.
En los años centrales del siglo III, debió de establecerse como sede episcopal, con Basílides como su primer obispo, en torno a 249. Sin embargo, la implantación del cristianismo se vio amenazada por las invasiones bárbaras y, en lo religioso, por la expansión de las doctrinas priscilianistas y maniqueístas, contra las cuales lucharon más tarde Hidacio y santo Toribio.
En la segunda mitad del siglo IX, Ordoño I ordenó la repoblación y reconstrucción de la ciudad
En 1465, Enrique IV de Castilla concedió a Álvaro Pérez Osorio el título de marqués de Astorga
Tras producirse las invasiones bárbaras, los suevos se establecieron en el territorio de la antigua Gallaecia en torno a 410 y la ciudad pasó a formar parte de su reino. El enfrentamiento de los suevos con los visigodos provocó que Astorga sufriese sendos saqueos por parte de estos últimos, el primero por Teodorico II en 459 y el segundo por Leovigildo en 569. A causa de todo ello, Astorga perdió su condición de capital de convento jurídico, junto con la desaparición del sistema político y administrativo romano, y el protagonismo recayó, desde ese momento, en la ciudad de León. En 714, con motivo de la conquista musulmana de la península ibérica, Astorga padeció el ataque y destrucción por Táriq en su marcha hacia el norte.631 Tras el surgimiento del reino de Asturias a mediados del siglo VIII, el monarca Alfonso I de Asturias avanzó hacia el sur y reconquistó para los cristianos, entre otras, la ciudad de Astorga. Ordoño I de Asturias, que ascendió al trono en 850, encargó al conde Gatón la repoblación y reconstrucción de la ciudad.
Años después, los cinco hijos de Alfonso III de Asturias se sublevaron contra él y el monarca repartió la corona entre ellos tras abdicar; así García I de León, al que le correspondió León, ubicó su corte en Astorga durante cuatro años, hasta su muerte en 914. Tras la misma, Ordoño II de León trasladó la capital a León, circunstancias que dieron lugar al nacimiento del reino de León. En 988 la capital sufrió saqueo por parte de Almanzor lo que provocó, según Gebhardt, el traslado temporal de la corte a Astorga.64 Esta última también padeció, en 988, 994 y 996, el asedio y pillaje por parte de las tropas de Almanzor.
En 1034, Sancho Garcés III de Pamplona tomó la ciudad y el resto de León con motivo de las desavenencias con Bermudo III de León. En 1073 se estableció la tenencia como forma de gobierno.6566 Esta estuvo ocupada, en los primeros años del siglo XII, por Teresa, condesa de Portugal, aprovechando las disputas acaecidas entre su hermana Urraca I de León y Alfonso I de Aragón, y en 1143 pasó a ser dominio de su hijo, Alfonso I de Portugal.
Durante el gobierno de Fernando III de Castilla, el modo de administración territorial cambió y así las tenencias pasaron a ser señoríos. En el caso concreto de Astorga, esto ocurrió hacia 1277, pero en 1345 Alfonso XI de Castilla decidió que el gobierno de la ciudad estuviese en manos de un corregidor y varios regidores.
Desde 1367 hasta finales de siglo, la ciudad padeció una crisis debida a la peste, las luchas entre Pedro I de Castilla y Enrique II de Castilla y la mala situación económica. En esta época, los comerciantes astorganos mantenían relaciones y tráfico con varias poblaciones de Galicia, lo que pudo ser el origen de la futura arriería.
El 16 de julio de 1465, a través de un privilegio dado en Toro, Enrique IV de Castilla concedió a Álvar Pérez de Osorio, conde de Trastámara, señor de Villalobos y de Castroverde, el título de marqués de Astorga, por lo que la ciudad pasó del estado libre a una condición feudataria. El poder del marquesado ejerció una gran influencia en el gobierno de la ciudad y llegó a afectar a aquellas áreas que tenía el Cabildo catedralicio bajo su poder.
El siglo XVI estuvo protagonizado, en sus primeros años, por la guerra de los Comuneros (1520-1521); Astorga perteneció al bando realista pues el marqués era seguidor del monarca Carlos I. Fue un periodo en el que se crearon numerosas cofradías que socorrían, a través de hospitales, a pobres y peregrinos, hecho que se veía acentuado gracias al paso del Camino de Santiago por la ciudad. De toda esta tradición de acogida permanecen en la ciudad el de San Juan Bautista y el de las Cinco Llagas. La influencia religiosa estaba siempre presente, no solo por el dominio moral eclesiástico sino también porque el Cabildo era propietario de amplias propiedades rústicas y urbanas.
La llegada de la imprenta, en 1545 de la mano de Agustín de Paz, favoreció la producción escrita, que en esos momentos se reducía casi exclusivamente a misales y trabajos eclesiásticos, como el Thesaurus Angelorum de Francisco de Evia. Además, supuso el comienzo de una tradición de impresores, como Antonio de la Calzada, cuyo momento cumbre llegó a finales del siglo xix y principios del XX, cuando funcionaban en Astorga más imprentas que en la propia capital provincial,71 entre las cuales se encontraban las de Antonio Gullón, Juan Alonso, Porfirio López, Nicesio Fidalgo, González Revillo y Ortiz.
Durante el siglo XVIII la ciudad alcanzó cierta prosperidad y en su vida diaria eran habituales los juegos de cañas, las corridas de toros en la plaza Mayor, el juego de bolos —regulado en 1601—, las representaciones teatrales y las funciones sacramentales. Entre los siglos XVIII y XIX el territorio de Astorga se vio afectado por la división de la provincia en cantones y jurisdicciones, que fue posteriormente modificada durante la Guerra de la Independencia.
Manuel García Prieto fue presidente del gobierno en varias ocasiones entre 1912 y 1922
A principios del siglo XIX. el anterior crecimiento de la ciudad se detuvo debido tanto a las epidemias como a las consecuencias de la ocupación francesa. Así, Astorga fue de las primeras ciudades que se levantaron contra los franceses, con el amotinamiento de campesinos y jornaleros el 2 de mayo de 1808, y al mes siguiente se formó la Junta de Armamento y Defensa. El ejército francés entró en la ciudad el 31 de diciembre de 1808 y durante los años siguientes la plaza cambió de manos en varias ocasiones, con gestas heroicas como la defensa hecha por el general José María de Santocildes, hasta que finalmente, y gracias a una estrategia preparada por los generales Castaños y Wellington, los franceses capitularon el 17 de agosto de 1812. De todo lo acaecido en esos años, el general Santocildes dejó escrito el Resumen histórico de los ataques, sitio y rendición de Astorga.
Tras la restitución en el trono de Fernando VII, este abolió la Constitución de 1812 y retornó al absolutismo, algo que fue bien recibido por los sectores eclesiástico, nobiliario y burgués de la ciudad; la influencia del Obispado y Cabildo siguió vigente a lo largo de los siglos XIX y XX. Respecto a la administración local, durante el breve gobierno de José I Bonaparte se propuso una nueva organización del territorio, con Astorga a la cabeza de uno de los departamentos, el Departamento del Esla. La idea no salió adelante y en 1820, con el inicio del Trienio Liberal, se planteó una nueva división, con Astorga como uno de los once partidos de la provincia, pero en 1823 resultó anulada. En 1833, con la nueva reordenación territorial, la ciudad y la Maragatería quedaron adscritas a la provincia de León.
Durante el reinado de Isabel II, y después de la Constitución de 1845, Astorga estuvo representada por el progresista Santiago Alonso Cordero. En las décadas siguientes, otros representantes en Cortes fueron Pío Gullón Iglesias, que formó parte de la alternativa política a Cánovas del Castillo, y Manuel García Prieto, que ocupó varias ocasiones la presidencia del gobierno, la última de las cuales, en 1922, fue previa al golpe militar de Miguel Primo de Rivera. Con el estallido de la Guerra Civil el 18 de julio de 1936, tras el paso hacia Asturias de las columnas de mineros que inicialmente habían avanzado hacia el sur, el día 20 de julio la Guardia Civil y los militares se hicieron con el control de la ciudad, que permaneció —al igual que la mayor parte de la provincia— en territorio sublevado. Tiempo después, la Transición y la llegada de la democracia supusieron un nuevo impulso al desarrollo de la ciudad con una mayor diversificación de sus actividades económicas gracias al desarrollo del turismo, el aumento del transporte por carretera y su revitalización como centro comarcal.
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