El acueducto de Segovia es un acueducto romano que llevaba aguas a la ciudad española de Segovia. Su construcción data de principios del siglo II d. C., a finales del reinado del emperador Trajano o principios del de Adriano. La parte más visible, y por lo tanto famosa, es la arquería que cruza la plaza del Azoguejo, en la ciudad.
El acueducto de Segovia conduce las aguas del manantial de la Fuenfría, situado en la sierra cercana a 17 kilómetros de la ciudad, en un paraje denominado La Acebeda. Recorre más de 15 kilómetros antes de llegar a la ciudad. El agua se recoge primeramente en una cisterna conocida con el nombre de El Caserón, para ser conducida a continuación por un canal de sillares hasta una segunda torre (llamada Casa de Aguas), donde se decanta y desarena, para continuar su camino. Después recorre 813 m (con una pendiente de un 1 %)2 hasta lo alto del Postigo (el espolón rocoso sobre el que se asentaba la ciudad en torno al Alcázar). Antes, en la plaza de Día Sanz, hace un brusco giro y se dirige hacia la plaza del Azoguejo, donde salva la depresión con una arquería, que presenta todo el esplendor del monumento. En la parte más elevada mide 28 metros (con cerca de 6 metros de cimientos) y tiene dos órdenes de arcos sobre pilares. En total, tiene 167 arcos.
Hay una leyenda del acueducto de Segovia en la que se cuenta que una niña subía todos los días hasta lo más alto de la montaña y bajaba con el cántaro lleno de agua. Un día, harta de aquello, pidió al demonio que construyera algún medio para que no tuviera que subir y bajar todos los días con el cántaro. Entonces, por la noche, se le apareció el demonio y le concedió el deseo a cambio de que, si conseguía terminar el acueducto antes de que cantara el gallo, le tendría que dar su alma. La niña aceptó y el demonio comenzó a construir el acueducto, momento en que la niña se arrepintió de haberlo deseado. Justo cuando le quedaba una piedra para terminar cantó el gallo, lo que hizo que el demonio fracasara y la niña no perdiera su alma. En el hueco que quedó es donde está ahora puesta la estatua de la Virgen de Nuestra Señora de la Cabeza.
Plaza del Azoguejo
En 1455 Enrique IV mandó construir en la finca "El Campillo" un palacio de recreo. Poco después lo donó a los franciscanos convirtiéndolo en convento. El 12 de abril de 1468, ya con los Reyes Católicos, se cede a las Clarisas franciscanas convirtiéndolo en un convento de clausura que se ha mantenido hasta la actualidad. En una inscripción que existe en el cora de las monjas se puede leer "hizo este monasterio el Rey Don Enrique IV y dotolo la Reina Doña Isabel"
La portada de la iglesia es de estilo gótico isabelino. En ella destacan los escudos del rey Enrique IV, que lo mandó construir.
Predomina el estilo mudéjar en la capilla mayor. Su bóveda está recubierta por curioso artesonado de estilo mudéjar que se apoya en un friso de yeserías policromadas. La decoración está basada en estrellas y lazos, colgando del centro racimos de piñas mozárabes.
El lado de la Epístola está cubierto por un retablo con un calvario flamenco con esculturas policromadas. Este retablo es del siglo XV.
Catedral de Santa María
Destruida la antigua Catedral de Santa María de Segovia en 15211 durante la Guerra de las Comunidades, por su cercanía al Alcázar, el claustro —obra de Juan Guas— y otros elementos fueron trasladados a este lugar. Comenzó su construcción en 1525 según las trazas de Juan Gil de Hontañón; fue financiada por el pueblo segoviano mediante aportaciones de los gremios y sisas del ayuntamiento.
Claustro de la catedral
Posee una estructura en tres altas naves y girola, destacando sus hermosas ventanas de complicada y fina tracería calada así como la extraordinaria calidad de los numerosos vitrales. El interior muestra una notable unidad de estilo (gótico tardío), excepto en la cúpula de 1630 y presenta un aspecto imponente y sobrio. Sus bóvedas góticas se elevan a 30 metros de altura y mide de ancho 50 metros y 109 de longitud. El crucero está cubierto con una cúpula finalizada por Pedro de Brizuela en el siglo XVII. La poderosa torre alcanza casi los 90 metros. El actual chapitel de piedra que corona la torre, data de 1614, erigido luego de un gran incendio originado por una tormenta eléctrica. El chapitel original enteramente gótico construido de madera de caoba americana, de estructura piramidal alcanzaba la mayor altura de España.
Murallas en la judería
Alcázar de Segovia
Data de principios del siglo XII, es uno de los castillos medievales más característicos del mundo y uno de los monumentos más visitados de España. Su imponente perfil se levanta, majestuoso, sobre el valle del Eresma y es símbolo de la Ciudad vieja de Segovia, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco en 1985.
Palacio y fortaleza de los Reyes de Castilla, su traza refleja el esplendor de la Corte durante el medievo, y sus muros han sido testigos de batallas, intrigas palaciegas, bodas reales y sucesos asombrosos. En su ya bimilenaria existencia, el Alcázar ha sido castro romano, fortaleza medieval, palacio real, custodio del tesoro real, prisión de estado, Real Colegio de Artillería y Archivo General Militar.
En 1985 la ciudad vieja de Segovia y su acueducto fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Iglesia de la Vera Cruz
La construcción de este templo ha sido tradicionalmente atribuida a los Templarios, pero actualmente se cree que fue la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén la que realizó su construcción y que dependió, como encomienda, de la colegiata de Toro (Zamora).
El templo fue dedicado el 13 de septiembre de 1208, tal y como atestigua la lápida que se halla frente a la puerta lateral en el templete que narra:
Los fundadores de este templo sean colocados en la sede celestial, y los que se extraviaron les acompañen en la misma. Dedicación de la iglesia del Santo Sepulcro. En los Idus de abril, era de 1246 (transcripción del original en latín).
En 1216 el papa Honorio III concedió como reliquia una trozo de la cruz de Cristo, el lignum crucis, al templo. Dicha reliquia se llevó en 1692 a la nueva iglesia parroquial de Zamarramala donde aún se conserva.
En el año 1531 y como resultado de la unificación de la Orden del Santo Sepulcro con la Orden de San Juan de Jerusalén pasó a depender de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.
El templo está realizado en estilo románico, ya en transición al gótico, con una nave de planta dodecagonal, que circunda un edículo de dos alturas, a la que se han añadido tres ábsides, una sacristía semicircular y una torre de planta cuadrada.
Este tipo de construcciones, que tienen como antecedente directo los baptisterios romanos de los primeros tiempos del cristianismo, fue muy utilizado por diferentes Órdenes Cruzadas. Se estima que se tomó como ejemplo la Mezquita de la Roca y la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén. Los Templarios, que tuvieron su sede en Tierra Santa en la Mezquita de la Roca, construyeron sus iglesias de París (Francia) y Tomar (Portugal) utilizando este tipo de edificación, lo mismo que hizo la Orden del Santo Sepulcro en Torres del Río en Navarra (España).
La construcción del inmueble, levantado en la denominada plaza del Conde de Cheste,1 se remonta a los siglos xv y xvi.2 Cuenta con pinturas murales en su interior.2 La Junta de Castilla y León, que gestiona los usos del edificio, organiza diversas actividades de carácter cultural en su interior,1 tras una serie de obras de rehabilitación llevadas a cabo entre 2007 y 2011,3 año en que se inauguraron las nuevas instalaciones.
Monumento a Andrés Laguna
Andrés Fernández Velázquez Laguna, que firmaba Andrés Laguna y es conocido como el Doctor Laguna (Segovia, c. 1510-Guadalajara, 1559) fue un médico humanista español, especialmente dedicado a la farmacología y a la botánica médica.
En campo de azur, un acueducto de plata, mazonado de sable y sumado de una cabeza de doncella, de su color natural. Al timbre, corona real cerrada.
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El poblamiento humano en el entorno de lo que hoy es Segovia se remonta a hace unos 60 000 años, fecha en que ha sido datada la ocupación neandertal del Abrigo del Molino en el valle del Eresma, a tan solo 500 m del emplazamiento del alcázar. Fueron pues, los neandertales, los primeros en ocupar el territorio de lo que con el tiempo se convirtió en la ciudad de Segovia.
Cerca de este abrigo, en la cueva de la Tarascona y en otros emplazamientos al aire libre en el entorno periurbano de Segovia, se localizan evidencias del Calcolítico y la Edad del Bronce. En el lugar que hoy ocupa el alcázar existía un castro celtíbero, del que se conocen algunas evidencias, como su posible foso. Durante la época romana, Segovia pertenecía al convento jurídico de Clunia. En la Hispania visigoda fue sede episcopal de la Iglesia católica, sufragánea de la Archidiócesis de Toledo que comprendía la antigua provincia romana de Cartaginense en la diócesis de Hispania.
Se cree que la ciudad fue abandonada tras la invasión islámica. Tras la conquista de Toledo por Alfonso VI de León, el yerno del rey Alfonso VI, el conde Raimundo de Borgoña, junto con el primer obispo de su reconstituida diócesis, empezó la repoblación de Segovia en 10884 con cristianos procedentes del norte de la península y de más allá de los Pirineos, dotándola de un amplio concejo cuyas tierras cruzaban la sierra de Guadarrama e incluso la línea del Tajo.
Véase también: Comunidad de villa y tierra de Segovia
Durante el siglo XII sufrió importantes disturbios en contra de su gobernador, Álvar Fáñez, y posteriormente como parte de las luchas del reinado de Urraca de Castilla. A pesar de estos desórdenes, su situación en las rutas de la trashumancia la convirtió en un importante centro del comercio de la lana y de las manufacturas textiles (cuya existencia está documentada desde el siglo XII). El final de la Edad Media es una época de esplendor, en la que acoge una importante aljama hebrea; sienta las bases de una poderosa industria pañera; desarrolla una espléndida arquitectura gótica y es corte de los reyes de la Casa de Trastámara (ya Alfonso X el Sabio había acondicionado el alcázar como residencia real). Finalmente, en la iglesia de San Miguel de Segovia Isabel la Católica es proclamada reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474.
Como todos los centros textiles castellanos, se unió a la sublevación de las comunidades, teniendo una intervención destacada, al mando de Juan Bravo. A pesar de la derrota de las comunidades, el auge económico de la ciudad continuó durante el siglo XVI, llegando en 1594 a 27000 habitantes. Después, como casi todas las ciudades castellanas, entró en decadencia, de forma que apenas un siglo después, en 1694, sólo contaba con 8000 habitantes.
A principios del siglo XVIII se intentó revitalizar su industria textil, con escaso éxito. En la segunda mitad del siglo, dentro de los impulsos ilustrados de Carlos III, se hace un nuevo intento de revitalización creando la Real Compañía Segoviana de Manufacturas de Lana (1763). Sin embargo, la falta de competitividad de su producción hizo que la corona le retirase su patrocinio (1779). También en 1764 se había inaugurado el Real Colegio de Artillería, la primera academia militar de España, que todavía se encuentra en la ciudad.
En 1808 fue saqueada por las tropas francesas durante la guerra de la Independencia. Durante la primera Guerra Carlista las tropas del pretendiente Carlos de Borbón atacaron sin éxito la ciudad. Durante el siglo XIX y primera mitad del XX, experimentó una recuperación demográfica fruto de una relativa revitalización económica.
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